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Candela Delgado II

18 May 2009

Candela Delgado tiene dos clases de secretos. Por un lado están las cosas que no le cuenta a nadie. Por otro lado las cosas que a nadie le contaría. En el primer grupo está todo lo que le pasa, todo lo que piensa, todo lo que conoce y todas las preguntas que se hace. La soledad viene con ese suplemento, a nadie cuentas nada.

Pero hay dos pequeños secretos que Candela Delgado diferencia de los demás. Dos secretos que lo seguirían siendo aunque la soledad no los hubiera protegido. Aunque de la nada surgiera alguien y se interesara sobre su vida, no tendría sentido contarlo. Se sentiría ridícula. Porque lo consideraba ridículo. Lo que le pasó. Ridículo. Que se convirtiera en secreto. Ridículo.

Los dos secretos se parecen pero no se deben confundir. Uno lo tuvo durante un tiempo. Era muy simple. Estaba enamorada. O muy complicado. Y lo ocultó. La persona de quien se enamoró, como siempre la no indicada, nunca se enteró. Nunca nadie se enteró.

Ahora ese secreto ya ha desaparecido. Murió como muere cada segundo cuando llega el siguiente. Candela Delgado ya no oculta que está enamorada, ahora oculta que se enamoró. Que se enamoró en secreto y que en secreto se desenamoró. Y no es lo mismo. También le provoca lágrimas pero no es lo mismo. Ni mucho menos lo mismo. Aunque Candela Delgado no logre decidir que es peor.

3 comentarios

  1. Quizás porque su acuerdo irrumpe en silencio.
    Es muy loable que quieras hacerlo latente y vivo, construir un porvenir.
    Me he quedado muy triste. Pero muchas gracias por provocarme la memoria.
    Un abrazo enorme.


    • La memoria siempre tiene cierto velo de tristeza cubriendo los recuerdos ¿no? Si son tristes porque lo son, y si son alegres porque ya han pasado.
      Un besazo.


  2. me gusta el estílo del relato…lo haces fácil…y eso es difícil…



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